La Conselleria de Agricultura está llevando a cabo un ambicioso proyecto para desarrollar sistemas de cultivo de productos agrarios con 'residuo cero', es decir, sin el empleo directo de plaguicidas sobre los frutos, para que estos no contengan sustancias químicas extrañas, aunque sea en niveles autorizados e inocuos para la salud.

De esta forma se pretende averiguar hasta qué punto es posible satisfacer las crecientes exigencias de gobiernos, consumidores y cadenas de supermercados para que se reduzcan cada vez más los límites máximos de residuos (LMR) de productos fitosanitarios en los alimentos, especialmente en frutas y hortalizas.
Según ha explicado Manuel Láinez, director general de la Conselleria de Agricultura, el proyecto se está plasmando en dos líneas principales. Una es de experimentación, probando en unos 25 artículos agrícolas, sobre todo hortofrutícolas, la combinación de diversas tecnologías para soslayar el empleo de fitosanitaros sobre las cosechas. En las parcelas sólo se pueden aplicar estas sustancias antes y después de haber producción y en todo caso en el entorno de la misma, pero no sobre ella.

La otra línea, que está mucho más adelantada, consiste en generalizar en cítricos los métodos de lucha integrada contra las plagas. Esta práctica supone integrar los métodos biológicos, que siempre son preferentes, con el empleo limitado de pesticidas, sólo cuando no hay más remedio, porque se trate de evitar grandes pérdidas de producción o de su calidad.
Para extender este sistema se está trabajando en la búsqueda y multiplicación de insectos beneficiosos que depredan a los que causan problemas, para que de esta manera se minimicen los tratamientos químicos, así como en el uso de feromonas y trampas de captura masiva.
Muchas de las plagas ya se controlan mayoritariamente mediante estos sistemas (mosca blanca, pulgones, cochinillas, etc.) y los últimos logros destacados son los de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata), cuya inicidencia se ha reducido muchísimo gracias al trampeo sistemático y la suelta de cientos de millones de machos estériles cada semana.

En el caso de la primera línea, de experimentación, los logros son variables y se están combinando todas las tecnologías disponibles para poder evaluar después hasta qué punto se puede prescindir de los pesticidas en cada caso, para cada plaga y según en qué circunstancias. Los resultados son transmitidos a responsables de grandes cadenas de supermercados que colaboran en el proceso y están muy interesados en conocer las posibilidades reales para centrar sus propias estrategias y exigencias.

De cualquier manera, Láinez reconoce que, en ocasiones, el asunto de los residuos se convierte más en un problema comercial, pues se exige más cuando hay sobreoferta, y al revés, se levantan las barreras cuando hay escasez de algo y se busca a toda costa y a cualquier precio.
El desarrollo de estas tecnologías puede aportar a las producciones valencianas un mayor valor añadido frente a las de otros procedencias, donde no tengan capacidad para ofrecer la misma cualidad de 'residuos cero'. Sin embargo, esto queda muchas veces más en la teoría, porque, tras exigir aquí todo lo imaginable, los representantes de grandes cadenas comerciales también son capaces de comprar a quienes no lo cumplen, si les venden más barato.

Fuente: http://www.lasprovincias.es