Es importante señalar que tanto la supervisión como las labores de erradicación se han visto incrementadas a partir de mediados del año 2016, gracias a la colaboración de la empresa privada y de los productores independientes que han sido conscientes de la gravedad de la enfermedad. La finalidad es lograr ir bajando los niveles de infestación de la plaga en una región en donde la citricultura es una fuente importante para la generación de empleos y por ende de la economía de la zona.

En esa misma línea el Instituto Costarricense de Electricidad ha donado 400 árboles de forestales para la sustitución de aquellos cítricos de traspatio que se han erradicado, esto como una forma de colaboración con aquellas familias que han permitido la eliminación de árboles de traspatio con alta infestación de la enfermedad.

Desde enero de este año a la fecha se ha trabajado continuamente en la prospección y concientización de los productores para la eliminación de cítricos afectados con HLB, con el fin de minimizar el impacto de la enfermedad en el cultivo.

“Es necesario recordar a los productores que para establecer áreas nuevas de cítricos deben tomarse las previsiones del caso, como es obtener plantas de viveros certificados libres de HLB y que se encuentren bajo ambiente protegido para que se garanticen el éxito de la actividad, así mismo mimizar el impacto de la enfermedad en el cultivo. Además recordar que ante sospechas de síntomas de la enfermedad se deben comunicar con los funcionarios del Servicio Fitosanitario del Estado, así como de la Agencia de Servicios Agropecuarios del MAG más cercana”, acotó Gerardo Granados Araya, jefe del Departamento de Operaciones Regionales del SFE.



En el año 2011 se reportó por primera vez en el país la presencia de 4 árboles con HLB, al norte de la provincia de Alajuela, desde entonces se ha trabajado en el manejo y control de la enfermedad.

Esta enfermedad se disemina a través de un insecto vector (Diaphorina citri) portador de la bacteria Candidatus Liberibacter asiaticus), que al trasladarse de un árbol a otro, ya sea por el vuelo o con ayuda del viento, provoca la diseminación de la enfermedad en la plantación.

Los síntomas característicos de la enfermedad en las plantas son: hojas con manchas de un verde más claro, engrosamiento de las venas, amarillamiento de las ramas, frutos deformes, semillas atrofiadas, y con ello la muerte productiva de las plantas en un período máximo de ocho años, dependiendo de la edad y condiciones de cultivo.