Por: VICENTE LLADRÓ - VALENCIA
 
 Al menos tres plagas que afectan a los cítricos valencianos en la actualidad no tienen alternativa viable a los plaguicidas para poder mantenerlas a raya con toda seguridad y evitar daños considerables. Se trata de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata), las cochinillas (sobre todo el Piojo rojo de California) y los ácaros rojo o pardo.

Los especialistas en la lucha contra las plagas consideran que si se cumple la amenaza implícita en la nueva normativa que prepara la UE y se restringe severamente el uso de insecticidas, el futuro de la producción citrícola española se verá seriamente afectada y sin duda descenderá de manera notable. Fuentes de la Asociación Valenciana de Agricultores han llegado a vaticinar que la caída podría ser de hasta el 75% en la Comunitat Valenciana.

José Luis Ripollés, uno de los máximos especialistas en la materia, asegura que las demás plagas citrícolas (pulgones, minador, caparreta, cotonet, negrilla, etc.) pueden tener una incidencia más o menos controlada con un buen manejo de la fauna útil (el uso y potenciación de los depredadores naturales) con el empleo ajustado de productos nada agresivos y aceptados por las reglas de la agricultura ecológica, como son los aceites.

En estos casos, una buena gestión profesionalizada de los principios de la 'lucha integrada' (que integra medios naturales y el mínimo uso de plaguicidas), con una vigilancia sistemática sobre la evolución de los problemas, puede minimizar las consecuencias de los ataques, para quedarse, las más de las veces, en pérdidas limitadas y soportables.

Sin embargo, muy diferente es lo que puede ocurrir con las referidas tres plagas más problemáticas, donde se ha avanzado bastante en su lucha integrada, hasta reducir la utilización de plaguicidas químicos, pero su concurso sigue siendo indispensable para evitar que prolifere la población de los patógenos en determinados momentos.

Combinar métodos

José Luis Ripollés es responsable de sanidad vegetal del grupo citrícola Martinavarro y antes fue destacado especialista de esta materia en la Conselleria de Agricultura, en su centro de Almassora. Es uno de los máximos conocedores de los ciclos de las plagas y de sus enemigos naturales, así como de los métodos de lucha más eficaces y menos agresivos. No es para nada sospechoso de propugnar procedimientos de lucha química, puesto que siempre ha divulgado entre los agricultores que hay que propiciar el máximo equilibrio ecológico en las plantaciones y que es posible producir más y mejor con menos tratamientos químicos de los que se realizaban antaño.

Según explica, la mosca Ceratitis parece este año bastante controlada. La climatología favorable, la suelta continuada de machos estériles que realiza la Conselleria de Agricultura en la Comunitat Valenciana y el uso masivo de trampas está dando sus frutos. Aún así se realizan tratamientos químicos cuando la población crece en algunas zonas. Otros años ha habido que tratar más y pese a todo hubo grandes pérdidas de mandarinas y naranjas precoces. El control sistemático es imprescindible para exportar a varios países, como EE. UU., que cerró fronteras en 2001 por la aparición de una supuesta larva que nunca se demostró. La lucha biológica va a más, aunque nadie cree que sea suficiente. Cuando la población de mosca aumente, habrá que reducirla, pero su mejor enemigo, el Lebaycid, fue prohibido, y el que se emplea ahora, Malation, tiene los días contados. Y la fruta picada no sirve, se pudre.

El Piojo rojo llegó de California y apenas tiene depredadores. Los frutos atacados no son comerciales, nadie querría comprarlos, y si se deja progresar la plaga, acaba afectando a toda la cosecha. Hay que tratarla con aceite mineral más el apoyo de insecticidas, pero sólo están autorizados dos, se han presentado problemas de resistencias y encima están amenazados de desaparición.

Los ácaros deprecian los frutos y causan su caída y gran defoliación del arbolado. Sus enemigos, los fitoseidos, no los pueden mantener a raya durante todo el año y es preciso tratar. El listado de acaricidas se ha reducido y aún va a menguar más, con lo que se incrementarán los serios problemas de resistencias que están generalizándose.