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20.03.2017       574
Fuerte descenso en la producción y crisis en el sector frutícola
Los productores de frutas se encuentran con graves inconvenientes, tanto a nivel interno como en las ventas hacia el exterior. A la caída en el consumo que los distintos alimentos han experimentado en el país, se suman condiciones adversas a la hora de salir a competir en los mercados internacionales

El sector frutícola nacional se encuentra atravesando una aguda crisis que se profundizó en el último año. La pérdida de mercados de exportación y el deterioro del consumo interno y de la industria de transformación primaria aparecen como algunas de las causas fundamentales.

Las principales medidas que reclaman desde el sector tienen que ver con mejorar las políticas de promoción fiscal, los niveles de infraestructura y la estabilización de los costos de insumos productivos (agroquímicos, fertilizantes, gasoil, fletes y seguros).

Los dirigentes del oficialismo prometían durante su campaña una recuperación productiva rápida y mejoras en las condiciones de competitividad. Sin embargo, la devaluación del 60% de diciembre de 2015 terminó siendo la principal política aplicada.

“El contexto de creciente inflación de costos, una deficiente infraestructura de rutas para distribuir la producción y un sistema tributario que recae en mayor medida sobre el eslabón más débil de la cadena generaron una crisis del sector, que no parece estar cerca de verificar un cambio de tendencia”, señala un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav).

Una de las regiones más afectadas es la del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde las manzanas y peras representan el 90% de la producción y casi la totalidad de las exportaciones. Por otra parte, el descenso en la producción de duraznos y ciruelas, que representan el 80% del mercado nacional de frutas de carozo, generó un fuerte impacto en provincias como San Juan y Mendoza.

En Río Negro, Neuquén y Mendoza se emplazan más de 6.000 productores directos, unos 500 galpones de almacenamiento y empaque, y alrededor de 30 compañías que elaboran jugos, mermeladas y otros productos procesados. En tanto, los productores de cítricos en Entre Ríos, en lo que refiere especialmente a naranjas y mandarinas, vienen reclamado acciones urgentes para evitar que la actividad siga perdiendo entre $0,80 y un $1 por cada kilo producido, y para que el Gobierno intervenga en la apertura exportadora a Brasil.

Una caída sin expectativas de repunte

El desplome de la producción argentina de frutas fue en el último año mayor al 21 por ciento, mientras que su descenso fue de un 15,5% en comparación con el valor promedio de la última década. La situación más preocupante es la de la producción de peras, ya que es el cultivo más competitivo de la matriz frutícola nacional, pero está transitando uno de los momentos más complicados a nivel histórico y para 2017 no se espera una recuperación en los volúmenes de comercialización.

Argentina es el principal exportador de pera en fresco del hemisferio sur, pero las ventas al exterior ya vienen experimentando una caída en los tres últimos años. Si se toma desde el punto máximo, en 2013, hasta finales de 2016, esta caída llega al 41% en dólares y 37% en cantidades, según cuantifica el informe de la Undav. De igual manera, las exportaciones de manzanas frescas mantienen una tendencia bajista.

Problemas externos

En parte, algunos de estos problemas tienen que ver con situaciones particulares de los países a los cuales se dirigen las ventas externas argentinas. En el caso de Rusia, durante 2015, la devaluación tuvo un fuerte impacto sobre los volúmenes de exportaciones. Por el lado de Brasil, la expectativa de aumento de la demanda de alimentos está en la recuperación de la economía brasileña para 2017. Pero, si el país vecino sigue en recesión o se estanca, es más probable que prime la elección por precios, donde las frutas chilenas predominan en competitividad. Por su parte, las ventas a los Estados Unidos están expuestas al riesgo de eventuales medidas proteccionistas de la administración Trump, como ocurre con la producción de limones, que actualmente aguardan el permiso para ingresar a ese país.

Fernando Borgo, presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos (Fecier), explicó, en diálogo con este medio, que “en el final del kirchnerismo teníamos muchos mercados cerrados, donde no había forma de exportar. Cuando este Gobierno arrancó se abrieron fronteras, pero tenemos un problema de competitividad en cuanto a precios con otros exportadores mundiales que nos sacan del mercado”. En la misma línea, Mariano Saritzu, economista del Ieral de la región Comahue (Neuquén), explicó que “los países que producen con similar calidad pero a menor precio, como Chile, o Nueva Zelanda, son los que se quedan con los mercados”.

Números alarmantes

- 21% bajó la producción de frutas en 2016.

- 3.460% creció la importación de frutas durante el año pasado.

- $1 es lo que pierde cada productor de cítricos por kilo producido.

Causas que generan la crisis

- Aumento en los costos internos.

- Caída de los márgenes de ganancias.

- Pérdida de mercados de exportación.

- Pérdida de competitividad respecto de exportadores de similar estructura.

- Política de apertura comercial.

Principales caídas en la exportación de frutas. Comparación 2015-2016

- Ciruela (San Juan): 96,4%.

- Pera (Mendoza): 46,7%.

- Durazno (Neuquén): 72,3%.

- Manzana (Río Negro): 18%.

Distorsión de precios en los cítricos Naranja (Entre Ríos)

- $0,80 recibe el productor por cada kilo de fruta.

- $80 se paga el cajón de 20 kilos en el Mercado Central.

- $1,80 es lo que cuesta producirlo.

- $5,70 vale trasladar un kilo desde Entre Ríos al Mercado Central.

- Entre $15 y $20 se comercializa el kilo de naranjas en una verdulería.

Problemas de inversión y modernización

La retracción en la producción y la caída en las ventas a nivel internacional generaron un círculo vicioso que afecta directamente el desarrollo del sector. La falta de rentabilidad implica que no se invierta en nuevas plantaciones, así como la disminución en la compra de nuevas maquinarias.

Mariano Saritzu, economista del Ieral de la región del Comahue, explicó a este diario que “hoy no está habiendo mucha producción de fruta de buena calidad y, al no haber mercado, lo que se genera es que esa fruta directamente no se coseche, porque no es rentable. Es más caro cosecharla que venderla”. Además, explicó que “hay plantas frutícolas que hay que reconvertir. Son chacras que están desde hace 25 o 30 años. Lo que hay que hacer es sacar esas plantaciones y poner nuevas, con la complejidad de que esto no es como el trigo o el maíz: acá para que una planta se desarrolle se tarda 5 o 6 años”.

“Invertir en una chacra para obtener una buena producción (de peras y manzanas) implica 5 o 6 años. Entonces, lo que vos necesitas son varios años de estabilidad macroeconómica. Y en la Argentina ni siquiera se conoce lo que quiere decir estabilidad macroeconómica”, explicó el economista.

Por su parte, Fernando Borgo, presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos (Fecier) relató que “una quinta de estos frutales (mandarinas y naranjas) implica pensar a 15 o 20 años por lo menos y, por una cuestión lógica, tenemos que tener un 5% de replantación todos los años para tener una producción de no más de 20 años”.

“Hoy nosotros no venimos haciendo esa inversión y a su vez las maquinarias son cada vez más viejas, por una cuestión muy sencilla: si estamos perdiendo un peso por kilo de fruta no hay manera de llevar adelante una inversión y nos vamos descapitalizando”, argumentó. Borgo, además, señaló que los problemas que pueden generarse a futuro por la falta de inversión los vienen manifestando desde su organización a los responsables del Estado, pero sin obtener aún respuestas concretas.

El dirigente de Fecier indicó que, a la hora de pensar en modernizar el sector, “hay muchas cuestiones para tener en cuenta: la presión tributaria influye muchísimo, los altos costos de las cargas sociales para actividades que dependen de mucha mano de obra, la presión del costo de la energía, la cantidad de impuestos que tiene el gasoil”, entre otras.

En tanto, Saritzu resumió: “Las inversiones vienen de la rentabilidad, y como esta es muy mala no hemos podido invertir. Por otro lado, si bien tenemos calidad en la fruta y posibilidad de producir, no tenemos acceso a capital para poder hacer inversiones fuertes”.

Pérdida de competitividad en los mercados internacionales

Uno de los elementos más preocupantes de las crisis es la pérdida de competitividad, fundamentalmente con relación al desempeño de los competidores con una estructura similar a la nacional.

Un caso paradigmático es el de Chile, cuya estacionalidad coincide con la de nuestro país y en los últimos años logró aumentar la colocación de sus productos en mercados como el brasileño, donde la Argentina viene afrontando constantes mermas.

Un ejemplo concreto es el caso de las ventas de peras y manzanas frescas a Brasil. De acuerdo con los datos del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav), mientras la Argentina presentó una caída anual del 57% y del 9% en 2015 y 2016, respectivamente, Chile ha ganado participación en ese país aumentando sus ventas un 11% y 45% en los mismos años.

“También, en cuanto a la exploración de nuevos mercados, podemos notar que Chile vende manzanas frescas en países como Colombia, India o Arabia Saudita por sumas mayores a las realizadas por la Argentina. En peras tenemos el caso de las ventas enviadas a Holanda, donde nuestro país colocó 12 millones de dólares en 2016, en tanto que Chile lo hizo por 16”, según el documento de la Undav.

El economista del Ieral, Mariano Saritzu, afirmó que “acá pagamos tantos impuesto que las empresas se van destruyendo, las compañías de otros países mejoran y te quedás afuera”. “Chile, Sudáfrica y Nueva Zelanda han crecido mucho, mientras en nuestro país seguimos manteniendo chacras muy viejas y no se ha invertido más porque no hay fondos”, aseguró.

Para Fernando Borgo, de la Fecier, “es muy difícil salir a competir con Sudáfrica, que está en el mismo hemisferio que nosotros. Somos competidores en tiempo y en producción, pero ellos tienen unos costos totalmente distintos a los nuestros”.


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