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09.04.2015       805
Realizan nuevos avances para combatir la cancrosis de los cítricos
Un equipo de investigadores del Laboratorio de Interacciones Plantas-Microorganismos del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR) en Argentina, obtuvo nuevos avances en el estudio de los mecanismos de las interacciones planta-patógeno relacionadas con el desarrollo de la cancrosis de los cítricos, informó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

La enfermedad, causada por la bacteria Xanthomonas citri subsp. Citri, es actualmente uno de los principales problemas fitosanitarios con los que se encuentran los citricultores argentinos, la que perjudica gravemente al sector ya que –hasta ahora- no existen plantas resistentes a esta enfermedad.

A raíz de lo anterior, y dado que todos los cítricos [entre ellos limones, naranjas, mandarinas, quinotos y pomelos] se ven afectados por esta patología, el nuevo estudio -publicado en el Journal of Experimental Botany, con la colaboración de investigadores de los Institutos Max Planck de Alemania y KAUST de Arabia Saudita- presenta un importante avance en el camino hacia el control de la enfermedad.

“La infección comienza cuando la bacteria ingresa a las plantas a través de los estomas, que son pequeños poros presentes en la superficie de las hojas que permiten el intercambio de gases con el medio ambiente, o también a través de heridas de la planta”, indicó Natalia Gottig, investigadora adjunta del CONICET y líder del proyecto.

Posteriormente, y una vez que la bacteria ingresa al tejido vegetal, comienza a multiplicarse en el espacio intercelular del tejido para finalmente producir la lesión eruptiva característica de color marrón, la que es denominada “cancro”.

El problema es que la bacteria queda por encima de la hoja infectada, en la protuberancia, y cuando llueve o hay viento fuerte, emerge y se traslada, continuando la infección y contagiando toda la planta o inclusive a otras plantas cítricas cercanas, indica CONICET.

Cuando la infección es muy severa, puede producir una defoliación masiva, lo cual debilita la planta y disminuye su capacidad de producir frutos, creando un grave problema a los citricultores. Y es que, pese a que no afecta el sabor de la fruta, al romper el tejido de la cáscara favorece la colonización por otros patógenos, haciendo que el fruto se pudra más rápido.

De este modo, a los productores les queda la alternativa de comercializar la fruta infectada en el mercado interno, ya que existen restricciones para ser comercializada en el mercado externo, limitando las exportaciones.

En ese sentido, el grupo se encuentra realizando estudios no sólo para conocer mejor los mecanismos que usa la bacteria para infectar la planta, sino para descubrir formas en que ésta [planta] pueda defenderse del patógeno.

Así, la investigadora destacó que uno de los ejes más importantes del estudio es la adherencia de la bacteria a la planta, etapa fundamental para el futuro desarrollo de la enfermedad, y la capacidad de asociarse con otras células de la misma bacteria para formar una comunidad denominada biofilm.

“Este crecimiento en forma de biofilm le permite a la bacteria sobrevivir mejor a las condiciones adversas ambientales y mantenerse por más tiempo sobre la superficie vegetal, lo cual aumenta su capacidad infectiva y prolonga la infección”, destacó Gottig.

Siguiendo esa línea, el equipo demostró que el patógeno produce un azúcar llamado trealosa, que es una sustancia osmoprotectora e importante para el desarrollo de la cancrosis de los cítricos, ya que permite que las bacterias sobrevivan a las situaciones de estrés ambiental a las que se exponen en la superficie vegetal.

Asimismo, a través de estudios metabólicos y de proteómica, lograron demostrar que la trealosa producida por la bacteria modifica la fisiología del tejido vegetal, favoreciendo el crecimiento del patógeno y asegurando el desarrollo de la enfermedad.

No obstante, este azúcar es un arma de doble filo ya que las plantas cítricas evolucionaron y son capaces de detectar la molécula, gatillando respuestas de defensa con el objetivo de contrarrestar el ataque del patógeno y limitar el establecimiento de la enfermedad.

De esta manera, los investigadores lograron caracterizar por primera vez el rol dual de la trealosa en la interacción planta-patógeno, dando pie a nuevos avances en la investigación para el control de la enfermedad.

“El descubrimiento de que esta molécula es capaz de despertar las respuestas de defensa de las plantas cítricas, permite pensar en nuevas estrategias que utilicen este azúcar para el control de la cancrosis y otras enfermedades de los cítricos”, concluyó la investigadora.

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