Las economías regionales son atravesadas por las erróneas políticas K como si fueran lanzas afiladas y oxidadas. Las medidas en la macroeconomía dejan a los productores agropecuarios con pérdidas millonarias y a miles de personas sin trabajo, con el impacto social que conlleva la desocupación.

En Entre Ríos, trascendió ayer, tiraron a la basura unas 100 toneladas de naranjas. Los productores llevaron al menos 3.300 cajones repletos de frutas a una planta de tratamiento de desechos ubicada en la localidad de Villa del Rosario, en el departamento Federación, y las arrojaron, ofuscados por las indignantes condiciones de comercialización.

Es que los productores cobran entre 0,30 y 0,70 pesos el kilo de naranja al salir de la chacra, mientras que los consumidores la pagan entre seis y diez pesos en las góndolas de los supermercados y verdulerías en las grandes ciudades.

El presidente de la Federación de Citrus de Entre Ríos (Fecier), Dante Grigolatto, en diálogo con Hoy, describió la alarmante situación que padece el sector. “El atraso cambiario golpea a la rentabilidad. Los insumos los pagamos al precio del dólar blue y tenemos que vender al del precio oficial. Además, para exportar, tenemos que pagar aranceles del 16 por ciento, y eso nos deja fuera de juego con competidores de otros países”.

Un gobierno sordo

Grigolatto explicó que “estamos cansados de advertir al Gobierno esta situación. Los números no cierran. Por los precios en el mercado, casi no conviene trabajar, porque los costos superaron lo que se paga por la fruta". Y explicó que “la crisis en el sector responde a que no se logró un mercado extranjero para colocar el producto, lo que provocó una sobreoferta de naranjas en el mercado interno, lo que deprimió notablemente los precios”. “Fallan en las negociaciones y dejamos de exportar a Brasil y Estados Unidos. Mientras tanto, cruzando el río, los productores de Uruguay no paran de vender a esos países”, se quejó el dirigente.

La crisis rusa también afectó al sector. La devaluación del 70 por ciento que sufrió la moneda de ese país provocó que la producción no se pueda exportar. “El mercado interno no puede absorber tanta naranja y los precios son muy bajos. Los gastos de cosecha, empaque y flete hacen un costo por cajón de 35 pesos, y a ese precio lo compran en los mercados centrales de Buenos Aires y La Plata, es decir que la fruta va de regalo”, indicó el presidente de Fecier.

“El problema exportador también afecta a las fábricas de jugos Baggio y ECA, las que este año están trabajando al diez por ciento de su potencial”, detalló Grigolatto.

Casi 40 mil personas sin trabajo ocasionaron que los intendentes de la zona tengan que contener con planes sociales a los desocupados. Pero el drama no solo es económico y social, también incide en el medio ambiente. “Las moscas aprovechan que los productores dejan las frutas en los árboles y hacen desastres. Combatirlas genera costos inaccesibles. El veneno aumentó más del doble en un año”, señaló un vocero de Fecier.

Un problema nacional

En Entre Ríos son cerca de 2000 pequeños productores que están en la ruina por la falta de una política económica adecuada. Pero la crisis afecta a todo el país. “A los que se dedican a la uva en Mendoza y San Juan, y a los que producen peras y manzanas en el sur. Todos son rehenes del atraso cambiario”, afirmó Grigolatto.

“Uruguay, Perú y Sudáfrica, ante situaciones similares a las nuestras, exportan sin problemas. Algo tenemos que hacer nosotros y ya”, reclamó el presidente de Fecier.