Alrededor de 23 mil hectáreas a nivel nacional están destinadas al cultivo de naranjas, limones y mandarinas.

Cada año, en el país se producen más de 100 mil toneladas de estas frutas y luego son exportadas a Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Venezuela y el Caribe.

Sin embargo, la rápida propagación de la plaga implica una disminución significativa en los envíos, además de pérdidas millonarias para el sector.

Indiferencia

En 2013, los productores presentaron al pleno del Congreso Nacional (CN) un proyecto para decretar en estado de emergencia al sector citricultor, pero aseguran que el documento nunca fue revisado.

“Hoy sufrimos las consecuencias de esa mala decisión, porque el 65% de las fincas presentan algún grado de afectación. Las cifras de cultivos dañados por la plaga son alarmantes”, asegura Carlos Morazán, vicepresidente de la Asociación de Citricultores de Sonaguera (Acison) y coordinador del programa preventivo del HLB de esa región.

Morazán señala la indiferencia con que las autoridades gubernamentales han tratado el tema de la huanglongbing.

“Es alarmante que las únicas actividades de medidas preventivas que se desarrollan son resultado del esfuerzo de los productores.

El Gobierno le ha restado importancia a la crisis que vive el sector”, recalca Morazán. Entre los departamentos que reportan la mayoría de las pérdidas por la plaga están Colón, Atlántida y Yoro. “Solo en el Bajo Aguán, que produce el 85% de los cítricos del país, tuvimos que cortar 15 mil árboles contaminados el mes pasado. La mayoría de las fincas ubicadas en esa zona tienen de una a diez plantas contaminadas con huanglongbing”, indica Morazán.

Dentro de ese contexto, sugiere a las autoridades crear líneas de crédito que les permita el acceso a recursos con intereses bajos, con el fin de renovar las plantaciones y garantizar la producción del próximo año.

“Los productores ya no tienen dinero para volver a cultivar. Los bancos no quieren dar créditos porque no hay garantías que respalden los préstamos, porque las fincas no están generando ganancias.

Es indispensable que las autoridades consigan fondos y los pongan a disposición de los agricultores si quieren tener cosecha de cítricos en el año 2015”, enfatiza el productor.

Milton Palma, representante de la Finca San Isidro, en La Lima, Cortés, contabiliza pérdidas millonarias, porque la mayoría de sus cultivos están dañados por la plaga. “No sabemos cómo detener la enfermedad. Estamos preocupados porque no queremos perder todos los cultivos”, dice.

Medidas de prevención

Desde hace cinco meses, el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) y el apoyo técnico y financiero de la cooperación Taiwanesa comenzaron a construir viveros para reproducir plantas certificadas y libres de la enfermedad, con el objetivo de frenar la expansión de la plaga.

“Estamos trabajando en la producción y reproducción de material sano. La idea es que los productores sustituyan las plantas malas y siembren las que nosotros les proporcionaremos”, manifiesta Javier Velásquez, oficial agrosanitario de Oirsa.

También se desarrollan fincas modelos que servirán para que los citricultores aprendan el manejo de la huanglongbing.

“Vamos a capacitar a los agricultores y les daremos insumos. Estos proyectos cuentan con un fondo arriba de un $1 millón que proviene de la Cooperación Taiwanesa”, explica Velásquez.

Proyección

Con la implementación de dichas medidas, Javier Velásquez asegura que se podría elevar la producción de cítricos en el país y posicionar el rubro.

“Los árboles que estamos entregando a los agricultores son de muy alta calidad y por ende tienen mayor productividad, por lo que estimamos que pasarán de producir 15 toneladas a 30 toneladas por manzana. Esto significaría un aumento del 100% ”, proyecta.

De concretarse el incremento en la producción, las exportaciones de estas frutas hondureñas ascenderían a las 200 mil toneladas dentro de cuatro años, concluye el experto de Oirsa.