El presidente de la Federación del Citrus de Entre Ríos, Néstor Mover, integró el contingente y explicó que “el Greening es una enfermedad que afecta seriamente a las plantas cítricas hasta provocar su muerte; es de muy difícil control y se propaga a través de un pequeño insecto que mide de 3 a 4 milímetros, que lo tenemos en la Argentina”, alertó. El viaje fue organizado por la coordinación del Programa de Supervisión de Greening del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), con el objetivo de estimular campañas de concientización y capacitación de citricultores para prevenir la entrada de esta plaga al país. Fundecitrus expuso detalladamente a la misión argentina las consecuencias de la enfermedad, que ya fue detectada en los Estados de São Paulo, Minas Gerais y Paraná, y también afecta el Estado de Florida, en los Estados Unidos. “A raíz de esta situación resultaba fundamental llegar a nivel de productores y entidades para poder reconocer los síntomas de la enfermedad y sus consecuencias; y en función de ello decidimos viajar con representantes de las asociaciones de citricultores de Chajarí, Federación, Concordia y Villa del Rosario, la Asociación de Viveristas, la Cámara de Exportadores, y algunos productores y técnicos de la provincia de Corrientes”, manifestó Mover. “El objetivo básico –continuó el titular de la FeCiER– fue identificar cómo se manifiesta la enfermedad y observar la magnitud de su avance. Y realmente el balance ha sido muy positivo porque los integrantes de Fundecitrus nos hicieron conocer, con total amabilidad y cordialidad, su experiencia de tres años con esta plaga”. El Greening (originaria de Asia, su nombre oficial es “Huang Long Bing”) fue detectado en el Estado de San Pablo en 2004, “pero ya con una infección muy grande porque los síntomas son muy parecidos a los que dejan otras enfermedades menos dañinas que afectan a las plantas cítricas”, explicó Mover. “Para cuando la detectaron, la plaga era ya muy considerable; por lo tanto tuvieron que montar un sistema muy bien organizado a través de Fundecitrus y la Secretaría de Agricultura del Estado de San Pablo, que es el que nos explicaron pormenorizadamente”, señaló el dirigente oriundo de Federación. Una enfermedad letal “A diferencia de otras enfermedades que nosotros tenemos en la Argentina, una vez que el Greening se manifiesta en la planta, a ésta le quedan entre 3 y 5 años de vida”, indicó Mover, y a renglón seguido agregó, no menos tajante, que “una vez detectados los síntomas la única solución para menguar la continuidad de la infección es cortar la planta porque el Greening es transmitido por un vector (N. del R.: un insecto denominado vulgarmente “chicharrita”) que nosotros tenemos en nuestro país, pero que afortunadamente aún no está infectado”. Sin embargo, “allí radica nuestra mayor preocupación: nosotros tenemos el transmisor”, reconoció el presidente de la FeCiER. “La situación es realmente muy preocupante –confesó Mover– porque el Greening ya salió del Estado de San Pablo y se han detectado algunos focos en el Estado de Paraná, que limita con nuestro país”, graficó. Concientizar, el camino elegido “Esta ventaja de tiempo con respecto a Brasil, porque nosotros aún no hemos detectado Greening, tiene que servir para transmitir todos estos conocimientos y concientizar al productor. Esto es elemental para estar preparados con respecto a esta enfermedad porque –reiteró Mover– una vez que la planta está infectada el único camino es erradicarla para que el resto de los vectores que continúan en el ambiente no sigan infectándose con esa planta”, acentuó. “Lo que hemos visto en las quintas brasileñas es preocupante, pero también comprobamos cómo los viveristas trabajan a conciencia sobre el tema porque hemos visitado establecimientos que tienen una gran cantidad de plantas cortadas para que no sigan infectando vectores”, comentó la máxima autoridad de la FeCiER. “Después de esta estadía en Fundecitrus nos quedó absolutamente en claro que el único procedimiento efectivo hasta el momento es el corte de la planta acompañado de un control del vector; y para ello el único camino es la concientización”, remarcó Mover. “Lo inquietante es que tenemos el vector entre nosotros, y si por descuido o imprudencia alguien llega a ingresar al país material infectado con Greening, nosotros seríamos invadidos por esa enfermedad en muy poco tiempo, de acuerdo a las experiencias que hemos podido constatar en Brasil”, alertó el productor. En ese sentido, Mover aceptó frustrado que “cuando volvimos no hemos tenido en el Paso de Frontera ningún tipo de control en esta materia; podríamos haber ingresado al país tranquilamente plantas infectadas, lo cual aumenta nuestra preocupación”. Trabajo conjunto Estado-Sector privado “Prevenir es lo único que nos queda y para ello debemos organizarnos Estado y productores a nivel regional con el fin de hacer controles en el ingreso desde el país que tiene la enfermedad, en este caso Brasil, hacia nuestro país”, reclamó Mover. De todos modos, asintió que “el hecho de haber viajado junto con funcionarios de SENASA y la Secretaría de la Producción de la Provincia y haber tenido experiencias visuales conjuntas de todo lo que nos han contado los técnicos brasileños que están trabajando sobre este tema, es un primer paso”. “Tenemos que trabajar organizados Estado-productores a nivel regional para que cuando esta enfermedad llegue al país nos encuentre por lo menos preparados para prevenir una posible plaga; tenemos que ganarle de mano al Greening”, enfatizó Mover. Por último, Mover volvió a reconocerse “muy preocupado por esta situación” pero de inmediato afirmó que se encuentra “con muchas ganas de llevar adelante este trabajo preventivo y de concientización. El primer paso que debíamos dar era este viaje (4.000 kilómetros en total); ahora el desafío es, el día que llegue, pelear contra esta enfermedad”, concluyó.