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22.04.2014       536
Los citricultores dicen que lo mejor que les puede pasar es retroceder tres años
En la entrega del sábado pasado de CHAJARI AL DIA, publicamos una nota con el presidente de la Federación del Citruus de Entre Ríos (FeCiER), Dante Grigolatto. No pocos problemas fueron planteados en la oportunidad, insistiendo el dirigente en ciertas cosas que deben hacerse con premura, pero no se hacen o se hacen a medias.

De esta manera, queda en claro que la citricultura está lejos de pasar por un momento excepcional.

Consideró asimismo Grigolatto que es evidente que no se actúa como habría que hacerlo en ciertas circunstancias y puso ejemplos: Uruguay vende citrus a EEUU; Argentina lo anunció con bombos y platillos pero las ventas no se concretaron; además, Uruguay vende citrus a Brasil, pero Argentina, más allá de los grandes anuncios de los que participara la Presidente y el gobernador entrerriano, no pudo aún vender nada a ese país inmenso, de gran consumo y que queda cerca, lo que abarataría costos. Finalmente, Grigolatto recordó que ahora se anuncian acuerdos con China. En suma, si Uruguay logra vender citrus a mercados a los que Argentina no puede hacer, significa que hay cosas que no se están haciendo de manera adecuada, más allá de los anuncios rimbombantes.

A fines del año pasado, los citricultores dieron a conocer una fuerte solicitada que sigue esperando respuestas. Las entidades del sector se sienten con más promesas que respuestas concretas a sus principales problemas y en franco retroceso productivo.
“Lo mejor que nos puede pasar es retroceder tres años y posicionarnos a inicios del mes de junio de 2011 cuando nos prometieron de todo después de las históricas heladas en la reunión de Chajarí”. La contundente sentencia pertenece al presidente de la Asociación de Citricultores de Concordia, Enrique Cecil Taylor, quien refleja el descontento y preocupación por el futuro del sector.

Si retroceder tres años es avanzar, entonces algo no se ha hecho bien durante todo ese tiempo y ese algo significó la venta y cierre de quintas cítricas que no pudieron sostenerse y que pasaron en su gran mayoría a otra actividad, con la consecuente pérdida de productores, fruta y puestos de trabajo, manifiestan en un informe que fuera publicado en el sitio digital de la FeCiER.
“Lo que pasó en junio de 2011 fue elocuente y no necesitó de muchas explicaciones para entender la situación en la que quedó el sector. De todo lo prometido, lo único que llegó fueron los 8 millones de pesos que trajo la Presidente (Cristina Fernández) para repartir entre 1.900 productores y 2 millones de pesos para el Sindicato de la Fruta. El resto de la larga lista nunca apareció”, explicó Taylor.
“El resto de la larga lista” implicaba soluciones coyunturales y urgentes, y otras que tenían que ver con el mediano y largo plazo de una actividad que es la principal generadora de puestos de trabajo del noreste entrerriano.
Lo primero que se necesitaba era financiamiento, créditos y tasas competitivas que permitieran recuperar en forma urgente el estado de las quintas. No apareció. Consecuencia: las dos campañas posteriores a las heladas disminuyó en más de un 50 por ciento la producción en toda la región, manifiestan.

Las quintas no recibieron tareas culturales de poda y raleo; la fertilización de plantas fue ínfima y quienes se animaron a llevarla adelante lo hicieron con cantidades muy inferiores a las óptimas; con la mitad de fruta en producción durante 2012 y 2013, la generación de puestos de trabajo directo también cayó casi en el mismo porcentaje, explican agregando que pasaron dos campañas y está comenzando en pocos días una nueva, pero las expectativas no han mejorado: “Con suerte, esperamos igualar lo del año pasado y eso ya sería un gran logro. Seguro no se incrementará la cantidad de gente trabajando en las quintas”, se resigna el presidente de la Asociación de Citricultores de Concordia.
En materia de legislación laboral, para una economía regional con características zafreras, las soluciones ni siquiera están cerca y los incrementos de salarios anuales con los precios en baja de la fruta hacen de la contratación de personal algo cada vez más inaccesible. Enrique Taylor lo describe claramente: “Este año si los salarios se incrementan un 25 por ciento, el sueldo y cargas sociales de un tractorista treparán a los 10.000 pesos mensuales. Con esos costos seguro se reducirá la mano de obra contratada”.

Energía e impuestos más caros
La represa de Salto Grande tuvo en los departamentos Concordia y Federación dos serios opositores durante los años en que se proyectaba el complejo hidroeléctrico. El argumento que terminó por convencer a los habitantes de la región fue la promesa de tener en el futuro la energía más barata del país y la conexión en los establecimientos productivos de corriente trifásica. Nada de eso sucedió. Hoy los precios que se pagan por ese vital insumo son de los más altos del país a pesar de generar buena parte de la energía que consume la Argentina, precisan en el informe.

“El riego diario de 50 hectáreas cuesta U$S 200 (a precio billete, no oficial). Es imposible llevarlo adelante con equipos a gasoil y las quintas que tienen electrificación son pocas. Hay muchos equipos de riego que están parados y con muy poco uso”, afirman. Sin dudas, la discusión por el costo de la energía en esa región de la provincia crecerá durante el año bajo el argumento antes mencionado, y lo explica Taylor: “Hoy tenemos la energía más cara del país y el doble que en Buenos Aires. Ninguno de los dirigentes de la región que han estado al frente de la represa ha hecho nada al respecto durante todos estos años; ya estamos preparando una movida para tener el precio que debemos tener en la región”.
En el rubro impositivo, entre el inmobiliario, automotor e ingresos brutos el incremento es más que significativo. “Algo no funciona. Hoy las entidades estamos viendo qué hacer y cómo seguimos ante estos abusos del Estado”.

HLB la amenaza latente
Como si las malas condiciones climáticas y la coyuntura económica de los últimos años no han sido suficientes, la citricultura entrerriana se encuentra ante una grave amenaza: el HLB o “greening”. El alerta fitosanitaria que ha establecido el SeNaSA en la región marca la gravedad de la situación. Pero un alerta no es suficiente si los controles necesarios no se activan.

La reacción del SeNaSA no ha superado más que esa primera acción y la provincia no se decide a tomar cartas en el asunto, a pesar de haberse comprometido ante las diferentes instituciones ya hace tiempo. Faltan decisiones que tienen su correlato en acciones. El tiempo corre y la enfermedad avanza. Ya se encuentra en la provincia de Misiones y acercándose al límite con Corrientes.
El inicio de la campaña citrícola se da con la producción de mandarina de la variedad Okitzu en la provincia de la tierra colorada. El procedimiento para el traslado del la fruta a plantas de empaque en Entre Ríos o consumo interno en Buenos Aires está establecido por SeNaSA y determina que el camión debe ser precintado por un técnico de la entidad en origen, desinfectado y contar con la guía correspondiente hasta su destino determinado. Es imperioso que se controle exhaustivamente el ingreso o paso de la fruta por nuestras rutas para evitar el posible contagio con ese material.

Fuerte solicitada
El 2013 cerró con una de las solicitadas más fuerte que haya generado una entidad intermedia en los últimos años. La Federación del Citrus de Entre Ríos publicó el pasado 30 de diciembre un documento titulado “La citricultura entrerriana a la deriva: pronto nos quedaremos sin jugo”. En las tres carillas que tiene el documento, la FeCiER enumera cada uno de los reclamos y consecuentes promesas incumplidas por el Ministro de la Producción Roberto Schunk y demás autoridades provinciales y nacionales.

Sin embargo, y a pesar de que causó molestias importantes en varios altos funcionarios, la reacción o respuestas nunca llegaron. Entre los principales dirigentes el enojo es cada vez más evidente y se podría subir aún más el tono de los reclamos, haciendo cierta la última frase de la solicitada que resume el estado de ánimo de todo un sector: “No sigan exprimiendo, el jugo se termina y lo que sale de la cáscara es muy ácido”.

Una buena
Después de varias idas y vueltas judiciales, la resolución 930/09 del SeNaSA quedó firme en los primeros días de febrero, y fija los requisitos y condiciones a las que debe ajustarse la producción de plantas cítricas en los viveros, juntamente con las sanciones que caben a los infractores.

Grigolatto, presidente de la FeCiER, explicó que “esta decisión que en forma clara y contundente le da la razón al SeNaSA y rechaza el amparo de los viveristas, viene a cortar una larga maniobra de evasión de la norma aplicable por parte de un grupo de especuladores, que con su accionar ponen en riesgo la citricultura de la región y del país, evadiendo el cumplimiento de las medidas fitosanitarias tendientes a evitar el ingreso del HLB”.


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