Las abejas desempeñan un papel fundamental en la producción de muchas cosechas, pero en algunos casos son huéspedes indeseados. Los productores del Valle de California llegan a extremos insospechados para hacer llegar las pequeñas y dulces mandarinas al mercado.

El uso de redes blancas se ha hecho muy normal en los últimos años. Los productores de mandarinas afirman que las medidas protectoras aumentan sus ganancias. Hay que liberar a algún pájaro de vez en cuando, pero la verdadera razón de la colocación de la redes es establecer una zona libre de abejas. El productor local James McFarlane explica “las madres no quieren mandarinas con pepitas”.

La polinización cruzada de las abejas puede convertir una cosecha sin pepitas en una llena de ellas. “Aquí estamos muy cerca de la ciudad y hay mucha gente con patios con naranjos Valencia o limoneros. Si una abeja vuela de una de esas flores a una de estas y trae polen con semillas, hay una gran posibilidad de que salga alguna pepita en la mandarina resultante”.

Para poder venderla como sin pepitas, una cosecha de mandarinas no puede tener más de una fruta con pepitas por cada diez piezas. Pero las persistentes abejas nunca tienen bastante del dulce polen. Los agujeros en las redes tienen que repararse con lazos de plásticos. Los trabajadores colocan tierra en parte inferior de las redes para evitar aberturas. McFarlane se queja: “No podéis imaginar la molestia que suponen”.

No obstante, James afirma que vale la pena el esfuerzo y el coste. “Creo que para las 16 hectáreas que hay aquí, nos cuesta algo así como 75.000 dólares”. Pero los productores obtienen mucho más por las mandarinas sin pepitas. “Si hablas de esa misma cantidad de fruta a, digamos, una diferencia de precio del 50%, casi se paga sola”.

Las redes deben estar puestas durante la floración, que dura aproximadamente un mes. James McFarlane empezó a usar las redes el año pasado porque el sector valora las mandarinas sin pepitas: es lo que quieren los consumidores.

Fuente: abclocal.go.com