El índice representa un aumento del 7,4% respecto a 2024, cuando la incidencia fue del 44,35%. Sin embargo, por segundo año consecutivo se observa una desaceleración en el ritmo de avance de la enfermedad. El crecimiento del 7,4% entre 2024 y 2025 es mucho menor que el registrado en años anteriores: 16,5% entre 2023 y 2024 y 55,9% entre 2022 y 2023.
Según el investigador de Fundecitrus Renato Bassanezi, la reducción en el ritmo puede estar relacionada con diversas medidas adoptadas. "El citricultor ha tenido más cuidado en la elección de áreas para nuevos cultivos, priorizando regiones con menor riesgo de contaminación, y se retomó la práctica de eliminar árboles enfermos de hasta cinco años, seguida de replantación inmediata. Además, en 2024 se registró una caída muy significativa en la población del vector de la bacteria, el psílido, gracias a la eficacia del control", explica.
La mayor incidencia sigue concentrándose en campos de más de 10 años (58,43% de los árboles de este grupo están contaminados), seguidos por los de 6 a 10 años (57,79%), los de 3 a 5 años (39,18%) y los de 0 a 2 años (2,72%).
La incidencia de greening se redujo un 54,1% en el grupo de 0 a 2 años y un 17,1% en el de 3 a 5 años. Para el director ejecutivo de Fundecitrus, Juliano Ayres, el productor está más concienciado y viene perfeccionando el manejo de la enfermedad, cuyos efectos ya se perciben en el campo.
Se estima que casi 100 millones de árboles, de un total de 209 millones en el cinturón citrícola, están contaminados. Según el estudio, la progresión de la enfermedad está vinculada a la combinación de varios factores: altas poblaciones de psílidos, fuerte presencia de plantas enfermas en los campos que siguen siendo foco de diseminación de la bacteria, y condiciones meteorológicas más suaves en el segundo semestre de 2024, favorables a la multiplicación de la bacteria.
Aunque la población de psílidos disminuyó un 41% en 2024 gracias a medidas más estrictas, los niveles actuales del insecto aún son entre cuatro y nueve veces superiores a los observados antes de 2020.
La severidad media de la enfermedad (porcentaje de la copa del árbol con síntomas) aumentó por cuarto año consecutivo, pasando del 18,7% en 2024 al 22,7% en 2025. Las zonas con mayores índices de incidencia de greening también registran los niveles más altos de severidad, lo que afecta a más árboles y, en consecuencia, tiene un mayor impacto en la producción y en la caída prematura de frutos. La media de caída de naranjas atribuida al greening subió del 3,1% en la campaña 2021/22 al 9,1% en la campaña 2024/25, lo que representa actualmente el 50,8% del total de frutos que cayeron antes de la cosecha.
La orientación de Fundecitrus es que el manejo del greening se adecúe al nivel de incidencia de la enfermedad en cada región. Ayres subraya que el greening sigue siendo el principal obstáculo para la citricultura, lo que exige un esfuerzo constante y dedicación de los productores.
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Fecha de publicación: jue. 11 sept. 2025