El encuentro contó con la presencia de representantes de todos los organismos estatales e instituciones del sector privado que motorizan la iniciativa: Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), Comité de Sanidad y Calidad Citrícola (CORESAC), Secretaria de la Producción de Entre Ríos, y Federación del Citrus. El ingeniero Juan Ibáñez, funcionario del área de fiscalización vegetal del SENASA, indicó que en la oportunidad “se ultimaron detalles desde el punto de vista operativo y se elaboró un presupuesto final que tiene que ser convalidado por la Secretaría de la Producción de la provincia”. Además, se fijó un plazo de 15 días para la puesta en marcha del operativo. Desde el punto de vista logístico, Ibáñez explicó que “se va a trabajar en dos áreas muy diferenciadas: el control en empaques y a través de puestos en ruta, donde se va a contar con personal munido de los elementos de análisis para colorantes y ratios”. En cuanto a los pasos a seguir en caso de hallarse mercadería que no se ajuste a las normas vigentes del SENASA, el especialista en fiscalización vegetal anticipó que “la fruta que presente colorantes será decomisada y destruida; mientras que la que no cumpla con los valores de ratios específicos, posiblemente será desviada a plantas de jugos”. Ibáñez resaltó que “la intención es apuntalar el trabajo en empaques, en los cuales queremos que se realice el 80% de los controles, porque la idea es cumplir básicamente con una tarea de prevención, alertando tanto al productor como al empacador sobre la fruta que no se debe enviar al mercado interno; de esa manera el control en ruta será menos conflictivo”, pronosticó. En lo que respecta al cargo punitorio de las infracciones, Ibáñez anunció que “se aplicarán multas bastante abultadas porque no queremos que la producción se enmarque dentro de un doble estándar, es decir que se trabaje de una manera cuando se trata de fruta para exportación, y de otra muy distinta cuando el destino sea el mercado interno, lo cual es desleal para con el consumidor”, subrayó. Por último, el ingeniero Ibáñez confesó su esperanza de que “los casos de decomiso y destrucción de mercadería sean los menos”, y a renglón seguido reconoció que “estos controles son realmente necesarios porque nos hemos planteado qué hacemos para nuestro mercado interno, y verdaderamente lo que hacemos hasta el momento es muy poco”.