En producción, la clave hay que buscarla en la aparición de nuevas variedades, que ofrecen alternativas a las existentes tradicionalmente y que tienen muy buena respuesta en el mercado, adaptándose a las necesidades del consumidor.

En este sentido, el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) se ha convertido en un centro pionero de transformación genética, a través de la ingeniería y otras técnicas biotecnológicas. Así, desde hace años han desarrollado procedimientos que han mejorado la calidad y la cantidad de los cítricos, aumentando el número de variedades. El incremento de la productividad responde a una mayor resistencia contra las plagas y enfermedades —como el virus de la tristeza—, salinidad elevada del suelo o sequía. En la mejora de la calidad, se trabaja, por ejemplo, en la modificación transgénica del aroma, el color y del contenido vitamínico de los frutos.

Además, se han creado híbridos triploides, esto es, plantas que no producen semillas, un avance importante porque el mercado las rechazan. Y todo para conseguir cítricos de 'ciencia ficción'.

Uno de los principales proyectos en la materia es Citruseq, que nació de la propuesta de colaboración publico-privada e integra un conjunto de actividades de carácter científico tecnológico que tienen como objetivo común desarrollar herramientas genómicas y biotecnológicas para facilitar la generación y selección de nuevas líneas y variedades de cítricos. Este objetivo tiene un marcado carácter científico y tecnológico porque implica, primero, la identificación de variantes de genes de interés agronómico en los cítricos y posteriormente la aplicación tecnológica de este conocimiento mediante la utilización de un chip de genotipado para facilitar la obtención del listado de marcadores que pueda utilizarse en programas de mejora de cítricos.

Invernaderos
También el modo de producir está cambiando. Así, en la provincia de Alicante se está implantando una nueva fórmula de cultivo de mandarinos bajo invernaderos de malla, que favorecería la productividad hasta tres veces más que los plantados a la interperie. Se trata de estructuras más altas que las de los invernaderos tradicionales y se deja de utilizar el plástico, protegiendo a los árboles de las inclemencias del tiempo y requiriendo de muchos menos insecticidas, pues la malla dificulta la penetración de las plagas.

Resistentes
En la Universitat Jaume I, de Castellón, han creado plantones de cítricos resistentes a la sequía y a la sal. Así, los cinco años de trabajo del grupo de investigación de ecofisiología y biotecnología se han visto recompensados ahora con la cría en laboratorio de 15 unidades de Citrange carrizo, la variedad de la que sale ''el 90 por ciento de los plantones de la citricultura'', detalla el coordinador del grupo, Aurelio Gómez.

La elección de la base no es casual, puesto que, como señala el también catedrático de Producción Vegetal, ''que se sepa no hay ninguna variedad incompatible'' que se injerte en el plantón para producir la fruta.

Ha sido mediante la radiación aplicada con rayos gamma como se ha conseguido que estas semillas y sus posteriores plantones soporten mejor altos índices de salinidad y de escasez de agua. Aunque el alto índice de radioactividad que mostraban estas semillas hizo que se descartasen, la experiencia sirvió para el proceso que se continuó después con un acelerador de electrones. Mediante esta técnica, los diez investigadores han logrado introducir variaciones genéticas a las semillas que de otra manera hubieran tardado varios siglos, ya que en cada sesión se multiplicaba por diez la acumulación de mutaciones que se producen de forma natural en los cítricos.

Poscosecha sostenible
No sólo en el proceso de producción hay novedades; también las hay en poscosecha. Un ejemplo se encuentra en la compañía Citrosol, que en su apuesta por reducir costes y ser más respetuosos con el medio ambiente drenchers y blasas mediante el cual el agua y los fungicidas utilizados para tratar la fruta tras su recolección e reutilizan continuamente evitando la necesidad de cambiar de caldo, ahorrando productos fitosanitarios y solucionando el problema de los vertidos. El sistema, denominado 'vertido cero' consiste en un circuito de reutilización de las aguass y la aplicación constante de fungicida que permite controlar las propiedades higiénicas del agua necesarias para evitar en deterioro de la fruta.

Otros usos
La reutilización de los residuos es otra de los avances más destacados en el sector citrícola. Así, se le está logrando dar múltiples usos a la cáscaras de la fruta para obtener, por ejemplo, biocombustible. En este sentido, investigadores de la Universidad de Córdoba han obtenido metano de la manipulación de residuos de cáscara, abriéndose una interesante vía comercial para la obtención de biogás. El tratamiento mediante el cual se obtiene metano, proceso conocido como digestión anaerobia, consistente en una transformación microbiológica del residuo en ausencia de oxígeno. De este modo, se generan diversos gases, entre lo cuales el dióxido de carbono y el metano son los más abundantes.

Otra de las opciones de aprovechamiento es la creación de jabones y detergentes, que comienza a proliferar en Estados Unidos.

Fuente: Diario Digital Agrario