La mosca de la Fruta, plaga acostumbrada a zonas templadas, subtropicales y tropicales de los dos hemisferios, es considerada una especie cosmopolita, por su dispersión debida al transporte de productos realizado por el hombre.

 Los producidos por la picadura de la hembra en la oviposición produce un pequeño orificio en la superficie del fruto que forma a su alrededor una mancha amarilla si es sobre naranjas y mandarinas.

 Cuando la larva se alimenta de la pulpa favorece los procesos de oxidación y maduración prematura de la fruta originando una pudrición del fruto que queda inservible para el mercado.

 Si se envasan frutos picados, con larvas en fase inicial de desarrollo, se produce su evolución durante el transporte. Los principales daños se suelen producir sobre las variedades más precoces de mandarinas y naranjas.

 Entre los cítricos españoles, las poblaciones no son muy elevadas hasta la fecha, y los frutos todavía no son receptivos a ser picados por las hembras, debido a que el nivel de acidez de la corteza hace inviable el desarrollo de las puestas.

 No obstante, el gobierno de ese país recomendó vigilancia activa para, en caso de que sea necesario, intervención químicamente mediante a fin de minimizar los riesgos sobre las variedades más tempranas.

 El gobierno de España recomienda a todos los productores con relación a su mercado, como los correntinos, consideración de su situación en el marco de negociaciones que devenga en transacciones de un territorio a otro.

 Fuente: Momarandú