Las puertas del mercado internacional se cerraban hace un mes para las naranjas reducidas por la sequía y los productores salían a las rutas a vender su fruta. Camiones en las banquinas ofrecen desde entonces a casi el costo cítricos de calidad que no cumplen con burocracia de mercado.
Pero eso no es nada, los camiones se acumulan. "Donde antes había uno, ahora hay otros tres", dice un productor sobre el cruce de Soberanía y Alberdi de la Ciudad de Resistencia, donde cuatro camiones que dicen "Bella Vista" hacen de hogar a cinco vendedores.
"No podemos dejar que la producción se pudra porque los alimentos no son para eso", dice uno de los productores, quien recuerda otros años en los que en protesta se tiró fruta a las rutas. "En principio por respeto a que se ha producido, alguien tienen que consumirlo, cuando menos regalado", agrega.
"La ganancia de la venta irá a la chacra" dice. Los productos que se han quedado varados en la ruta se encuentran a un costado del camino a la exportación. El mercado internacional les retiró compromisos por no cumplir con el estándar de diámetro al que deben llegar sus frutas.
La ausencia de precipitaciones, el sol radiante, y la evaporización de las reservas, redujeron la disponibilidad de agua para absorción, lo que devino en menor tamaño en los resultados de cosecha en las plantaciones.
El 82 por ciento del cultivo citrícola del nordeste se realiza en Entre Ríos y Corrientes. Los países de la Unión Europea compran el 50 por ciento de las cítricos dulces exportados desde la Argentina, en tanto a Rusia se dirige otro porcentaje.
Los productores dicen poder enfrentar la sequía, inclusive en caso de continuar el déficit redirigir su destino en el mercado, aunque no saben que pensarían los grandes exportadores.

FUENTE: MOMARANDU