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27.04.2009       1110
Frutas y verduras es la comida más consumido por los porteños en el almuerzo
Revelan datos de una encuesta promovida por un diputado de la Ciudad, realizada en marzo pasado para detectar los hábitos de alimentación de los porteños.

Los días 15 y 17 de marzo en varios puntos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se efectuaron a los porteños encuestas con motivo de la celebración del Día Mundial de los Derechos del Consumidor.

Esta iniciativa fue denominada “Consuma Sana Información” y fue promovida por el despacho del diputado Gerardo Ingaramo, legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y vicepresidente de la Comisión de Consumidores en la Legislatura porteña, en conjunto con el Ente Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Asociación Civil sin fines de lucro: Unión de Consumidores de Argentina.

De esa manera los datos han revelado que las frutas y verduras son los alimentos que más consumen los porteños a la hora de almorzar. En segundo lugar se encuentran las comidas rápidas como ser sándwiches y del estilo fast food. En términos comparativos, todo indicaría que en esta variación de un extrema al otro los porteños buscan equilibrar de alguna manera los malos hábitos del trajín laboral intercalando comidas rápidas con frutas y verduras.

Por otra parte también se indagó si vecinos y vecinas desean tener conocimiento sobre lo que están consumiendo, su satisfacción con relación a los cuadros de información nutricional que se hallan en los productos y si las empresas son las obligadas a brindar dicha información.

Por último se consultó si influye o no en la elección de un menú su jornada laboral.

Pero veamos en detalle los resultados en el siguiente esquema:

1. Las verduras y frutas, los alimentos más consumidos

- Las verduras y frutas son los alimentos que el porteño consume con más frecuencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ocho de cada diez entrevistados bebe leche todos los días.

- Por edades, se observa un mayor consumo diario de comidas rápidas y del estilo fast food entre los jóvenes de entre 18 y 29 años.

- Tanto frutas como verduras son más consumidas por las personas mayores que por los jóvenes.

- Las mujeres son más consumidoras de frutas que los hombres, con un 10% de diferencia: el 70% de las mujeres come fruta a diario, frente al 60% de los hombres que siguen este hábito.

- Las verduras también se consumen con gran frecuencia en la Ciudad, con mayor frecuencia continúan siendo las mujeres. Sin lugar a dudas son las más preocupadas por su salud alimentaria.

2. Fast Food y comidas rápidas “el permitido”

- Los encuestados manifestaron que muchas veces recurren a las comidas rápidas ya que se lo permiten puesto que otros días compensaron comiendo de manera sana, o si durante el fin de semana no se "midieron" con los gustos entonces, arrancan la semana comiendo más sano.

- Resulta significativo resaltar que el trabajo es una de las razones por las cuales porteños porteñas recurren al delivery o a los fast food, comentarios tales como: "salgo tarde del trabajo y no llego a tiempo para prepararme algo saludable" o "me encuentro con mi esposa a la salida del trabajo y siempre pasamos por un fast food con el auto pedimos algo rápido y seguimos a casa, preferimos aprovechar el tiempo para relajarnos que para cocinar" y frases como "al mediodía no tengo tiempo se me juntan las reuniones y para comer apurada prefiero no comer y después por la tarde comer un sándwich o algo sencillo".
Sin lugar a dudas el comedor de los porteños se ha vuelto el teclado de las computadoras.
El trabajo se coloca por encima de la salud alimentaria y del bienestar corporal.

3. Carnes y lácteos e hidratos de carbono, elecciones de los porteños

- El 80 % de los encuestados respondió que a la hora de comer carnes suelen acompañarlos con verduras y entendió que era una manera de comer sano.

Los porteños cometen algunos errores en la alimentación, que necesitan ser corregidos para mejorar la salud de la población, como el excesivo consumo de carnes rojas, grasas, productos refinados y otros de panadería, que contienen grasas saturadas y un consumo limitado de calcio.

Hombres y mujeres adultos ingieren muy poca leche y sus derivados; el niño lo hace hasta cierta edad y luego la abandona porque no se les enseña desde la edad escolar la importancia que tiene el calcio durante el crecimiento. Cocinamos con mucha grasa y mucha sal, llevando a un aumento de colesterol y triglicéridos, y a un aumento de la presión arterial esto muchas veces escapa del conocimiento de las personas a la hora de controlar sus hábitos alimentarios.

4. Los porteños y el deber de información

Sin lugar a dudas consumidores y consumidoras desean estar completamente informados de los ingredientes y valores nutricionales de los alimentos, tal afirmación se vio reflejada al preguntar si creían que con cuadros de información nutricional elegirían otros alimentos, el 73,05 % respondió que sí y tan solo el 26,94 % por el no, dentro de los cuales se encontraban aquellos que no se fijaban porque todo lo que ingerían era porque le gustaba.

Consultados si la obligación de informar los valores nutricionales correspondía a las empresas el 85,56 % respondió que sí, mientras que el 14,43 % respondió que no.

Por último el 84,39 % coincidió en afirmar que les parece útil que los restaurantes informen el valor nutricional de los alimentos. Mientras que el 15,60% respondió que no siendo su principal argumento que a la hora de salir a comer al mediodía/ noche a restaurantes era para comer sin culpas y no controlar qué es lo que están comiendo en esa oportunidad.

5. La relación trabajo - alimentación y su repercusión a la hora de elegir

Un dato importante resulto del análisis de los indicadores en la elección de los alimentos estos fueron: rapidez, costo, valor nutricional.

En primer lugar la gente elige por el valor nutricional pero con una estricta relación al costo. En tercer lugar se elige la rapidez, muchos casos se detectaron que los porteños a veces omiten el almuerzo por no desatender sus tareas administrativas o de atención al público “el reclamo no tiene horario” “Si la gente entra al negocio no puedo estar comiendo, por eso prefiero no almorzar que comer nerviosa”.

Por otra parte la situación coyuntural de crisis se hizo evidente en las manifestaciones de los porteños y porteñas, muchas amas de casa comentaron que volvieron a los tiempos de caminar los supermercados en busca de las mejores ofertas por encima de la calidad del producto y que aumentaron las compras de segundas marcas.

Los resultados reflejan la evidente necesidad de crear una política pública de educación alimentaria, la mala alimentación en el trabajo causa pérdidas de hasta 20 % en la productividad, ya sea debido a problemas como la desnutrición que afecta a unas 1.000 millones de personas en el mundo en desarrollo, o al exceso de peso que sufre una cantidad similar de personas en países industrializados, así lo destaca un estudio publicado por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).

Los programas de alimentación deficientes y la mala nutrición tienen que ver con una serie de asuntos relacionados con el trabajo: la moral, la seguridad, la productividad y la salud a largo plazo de los trabajadores y sus países.
Otra cuestión sensible fue detectar que son pocos los trabajadores porteños y porteñas que están contentos con sus comidas, más aún cuando contestaban que no tenían tiempo de almorzar y darse el tiempo correspondiente.

6. Conclusiones

Este estudio, reflejó la calidad y alimentos que consumen, la información que desearía tener la ciudadanía porteña y sus hábitos alimenticios en el lugar de trabajo.

Se espera que este informe contribuya no solo a la creación de normativa vinculada al tema sino también prevenir deficiencias, enfermedades crónicas y obesidad.

Como síntesis argumental podemos afirmar que:

* El factor tiempo es un condicionante importante a la hora de elegir y preparar los alimentos.

* El costo de los productos es un factor que determina la libertad de elección de la ciudadanía. Esto genera una “brecha alimenticia” entre la clase trabajadora y el sector desempleado.

* Una alimentación no adecuada puede causar pérdidas de hasta 20 por ciento en la productividad.

* Los porteños y porteñas desean saber que es lo que están comiendo pero esto no determina sus elecciones.

* La alimentación en el trabajo es considerada como un elemento secundario o como un estorbo por parte de algunos empleadores, y entonces son una "oportunidad perdida" de aumentar la productividad y la moral. Los comedores, cuando existen, suelen ofrecer una selección rutinaria y escasamente variada. Las máquinas expendedoras generalmente ofrecen alternativas poco saludables. Los restaurantes cercanos pueden resultar caros o escasos. Los alimentos vendidos en puestos callejeros están expuestos a contaminación por bacterias. Con frecuencia, los trabajadores no tienen tiempo para comer, o un lugar donde hacerlo, o el dinero suficiente para comprar comida.

* La Ciudad Autónoma de Buenos Aires debe romper el ciclo de la mala nutrición, baja productividad y bajos salarios, es necesario visualizar cuales son los impactos a futuro de una mala alimentación.

Este instrumento fue redactado en el entendido que la ciudadanía trabajadora pasan al menos la tercera parte de sus jornadas en el trabajo, o la mitad del tiempo que están despiertos, por lo cual es un espacio ideal para tomar medidas a favor de su salud.
 
Fuente: Parlamentario.com



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