La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó a los gobiernos que establezcan nuevos impuestos a las gaseosas azucaradas, dado que detectó un vínculo estrecho entre el incremento de su consumo y el aumento de la diabetes y la obesidad. En consonancia, especialistas consultados por el diario Hoy también exigieron que se limiten los alcances de la publicidad del sector.

El organismo internacional aseguró que si se aplican políticas fiscales que aumenten en un 20 por ciento el precio final, se reduciría el consumo de estos productos: “Una lata de gaseosa contiene 40 gramos de azúcar libre (monosacáridos, como fructosa o glucosa) lo que equivale a 10 cucharas de té”, dijo la organización en un informe que se conoció en las últimas horas.

El dato se traduce en que al consumir una sola de estas bebidas, un adulto absorbe el máximo recomendado de la ingesta diaria de azúcar y el doble de los 20 gramos que la OMS sugiere como niveles saludables. El informe arroja, además, cifras alarmantes: una de cada tres personas en el mundo tiene sobrepeso, mientras que hay 42 millones de niños menores de cinco años que padecen la patología (once millones más que en el año 2000).

“La industria produce bebidas tentadoras, pero debió reducir progresivamente el azúcar, por las consecuencias que produce en los consumidores”, explicó Adolfo Brook, exdirector de Salud de la Universidad Nacional de La Plata en diálogo con este diario. “Más allá de los impuestos, creo que también habría que apuntar a la publicidad. En los cigarrillos la prohibición de las propagandas disminuyó el consumo”, puntualizó.

Para Brook, las gaseosas generan una dependencia porque “cuando se sobrepasan los hidratos de carbono recomendables en líquidos, se eliminan por la orina. Ese proceso deshidrata a la persona, que vuelve a sentir sed”, detalló el médico.

Las consecuencias en los índices de obesidad son elocuentes, según el organismo internacional. Detalló que la curva de mayor comercialización de las gaseosas se movió de Estados Unidos a Latinoamérica, con Chile y México como los mayores consumidores del mundo. “Mientras en Norteamérica vemos cierta reducción en la ingesta de calorías, en los últimos cinco años observamos el movimiento inverso en el sur del continente”, comentó el doctor Francesco Branca, jefe del Departamento de Nutrición y Salud en la OMS.