Si bien destacan la intención de proteger las economías regionales, tanto el presidente de la Federación de Citricultores de Entre Ríos (Fecier), Fernando Borgo, como el titular de la Asociación de Citricultores de Chajarí, Javier Silvestri, dijeron que en la provincia el sector no se ve afectado por importaciones y que la principal problemática es la gran diferencia entre lo que recibe el productor y el precio al que la fruta llega al mercado.

Un proyecto de resolución del diputado entrerriano Juan Manuel Huss (Frente para la Victoria), pide al poder Ejecutivo nacional que “a través del ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas, del ministerio de la Producción y de la secretaria de Comercio”, intervenga “para proteger al sector citrícola en el territorio nacional ante la creciente importación registrada en los últimos meses”.

Sin embargo, los dirigentes del sector consultados por esta Agencia describieron una realidad donde las importaciones no son precisamente la principal preocupación. “No es un problema que tengamos los productores”, aseguró Silvestri que explicó: “en Chajarí no nos complica alguna naranja que pueda entrar en su momento, ya que ellos jamás van a poder competir con nosotros por la devaluación que tiene el país”.
Si bien admitió que en los meses de enero a marzo hubo un crecimiento de la importación de naranjas en el país, aclaró: “en el sector nuestro no afectó. Es otra naranja, que va a un consumidor especial, de alto poder adquisitivo, no nos impacta directamente”.

Por su parte, Fernando Borgo, presidente de la Fecier, sostuvo que “con los precios que hoy tiene el citrus, la importación no es factible” y explicó que “esa importación que hubo entre enero y marzo fue por una cuestión muy particular, de que faltó citrus aquí y la poca oferta hizo que la demanda suba el precio”.
Borgo añadió que enero y febrero son dos meses “complicados” donde el control de moscas hace que aumenten los costos de producción “y el productor no veía que fuera negocio mantener la fruta en la planta y por eso la vendió a la industria, faltó un poco de fruta en el mercado de frescos y por eso aumentaron los precios y pudieron entrar importaciones”.
Abusos en la comercialización

“El problema principal que tenemos es el abuso de la industria y las verdulerías y supermercados, de poner 500 o 1.000 por ciento desde que sale del mercado a las góndolas”, alertó el dirigente de Chajarí.

Buscando graficar la situación, Silvestri indicó que hoy, en el mercado de Paraná, el verdulero o el supermercadista paga cuatro pesos el kilo y le agrega un 400 por ciento. No puede ser que ganen cinco veces lo que gana el productor. Nosotros con cuatro pesos pagamos flete, descarga, comisión del que vende, carga, poda, cosecha, fertilizantes, combustibles y el verdulero desde el mercado de Paraná lo sube al 500 por ciento”.
“La naranja tiene que valer seis pesos el kilo y todos ganamos”, aseveró.
Insistiendo en su crítica a los abusos en la fase de comercialización minorista, el representante de los citricultores chajarienses aseguró que “cuando los 300 kilos valían 5.000 pesos, el consumidor pagaba 40 pesos el kilo y cuando valían 300 pesos los 300 kilos la naranja valía 30 pesos el kilo. Entonces el tema es que aunque la fruta esté barata el consumidor la sigue pagando cara y cuando sube sigue pagando lo mismo”.

Según explicó, cuatro pesos es el costo de la fruta para llegar al mercado, desde la planta. Al productor le están quedando entre 80 centavos y un peso por kilo. “Con estos números es prácticamente imposible seguir subsistencia”, advirtió y analizó que “si a la fruta le pusiera el 20 por ciento de ganancia el verdulero, no alcanzaría los 6 pesos por kilo; relativamente muy barata. Todos podríamos trabajar y la gente consumiría más”.
En el mismo sentido, Borgo dijo que la principal problemática es “la baja o nula rentabilidad del sector” porque hay “un mercado interno muy retraído, los precios por debajo del costo de producción, las exportaciones son mínimas y hay una sobreoferta de citrus y eso hace que los precios estén por el suelo”.

De todos modos, opinó que “esto no quiere decir que el gobierno no tenga en cuenta el hecho de cuidar los productos regionales”.