Aunque se trata de un aporte todavía muy limitado, la superficie sembrada también superó en más del 170 por ciento las tierras plantadas en similar cuatrimestre de 2015.

Igualmente, en lo que va de año los agrarios tuneros han cosechado cerca de 200 toneladas de naranjas, toronjas, limas y limones, cifra por encima de lo programado, pero notablemente inferior a la que acopiaron en iguales meses del pasado año.

Como en toda Cuba, el decrecimiento de la producción citrícola en Las Tunas se debe a diversos factores, entre ellos el azote de fuertes huracanes y plagas muy perjudiciales, que han provocado graves daños a las plantaciones.

Por otra parte, algunos campos se agotaron debido a una larga explotación y a la escasez de fertilizantes y otros recursos, tras la caída del campo socialista, el recrudecimiento del bloqueo estadounidense y la crisis económica interna, conocida como período especial en tiempo de paz.

Tampoco puede obviarse que en numerosos sitios del archipiélago ha existido un inadecuado manejo de los cultivos.

Situada a unos 700 kilómetros al este de La Habana, Las Tunas es la provincia más seca y una de las más deforestadas del país, y nunca alcanzó altas producciones de naranjas, toronjas, limas y limones, en comparación con otros territorios, pero era bien abastecida desde Santiago de Cuba, Camagüey y Ciego de Ávila, fundamentalmente.

Ahora los agricultores tuneros trabajan junto a los demás integrantes de su sector para que la isla retorne a su época de esplendor en la citricultura, e incluso sobrepase el récord de un millón de toneladas, obtenido en 1990.

Por amplia que sea la oferta, siempre hay garantías de mercado, tanto dentro de las fronteras nacionales como internacionalmente.



Fuente: tiempo21.cu