En diálogo con esta Agencia, Grigolatto denunció que “desde hace varios meses que le venimos advirtiendo al gobierno nacional la situación por la que está atravesando la citricultura. En la última reunión con el gobierno pedimos un subsidio por caja exportada de 3 dólares y otro para el mercado interno de 10 por cajón, para poder levantar la cosecha”.

Pero a pesar de que el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, reconoce –al menos de palabra- la difícil situación de la citricultura y de otras economías regionales que están complicadas por factores internos y externos, como el de la caída del mercado ruso que era el principal cliente, no hay solución a la vista. “Nosotros le planteamos la idea de la apertura hacia Brasil y Estados Unidos, mercados cercanos e importantes para el país, lo que implica ,menos costos y ayudaría a apalear la situación, pero no pudimos abrir esos mercados. Es por eso que ahora salimos a pedir subsidios”, expresó el citricultor.

“A causa de que el año pasado pudimos exportar muy pocas naranjas, desde octubre venimos trabajando por debajo de los costos. Es lo que más producimos y sabemos que el mercado interno no podía consumir toda esa fruta y que ni siquiera la industria iba a poder levantar toda la cosecha”, comentó.

Sobra mano de obra
En cuanto a los puestos de trabajo, Grigolatto indicó que “en plena campaña generamos 40 mil puestos de trabajo, pero al no haber el movimiento de siempre está sobrando la mano de obra. Hoy no conviene sacar la fruta de la planta porque con la mano de obra el productor estaría perdiendo plata lo que resiente el trabajo y la condición social que brinda la citricultura”.
Además, agregó que “durante la reunión que tuvimos hace unos días con intendentes de Concordia, Chajarí, Villa del Rosario y Santa Ana, se reconoció que existe un problema con la falta de trabajo, principalmente en Chajarí donde cerraron las dos empresas exportadoras más importantes”.

Planta biodigestora
En cuanto a la planta biodigestora el productor comentó que “seguimos trabajando, porque es un proceso que lleva entre ocho y 10 meses, continuamos haciendo estudios junto al Conicet, hicimos varias pruebas que, según indicaron los ingenieros están dando buenos resultados”. Además, agregó: “a pesar de que un tema tape al otro, desde la Federación no podemos detener los proyectos por otros temas puntuales, como el de la falta de rentabilidad actual, lo que no significa que en Fecier no nos preocupemos por hacer menos daño al medio ambiente”.