Para competir en un mercado citrícola globalizado se necesita de la máxima eficiencia en todas las fases de la producción.
Para lograrlo es primordial partir desde el vivero con material de excelencia. La planta es el primer escalón para iniciar una citricultura exitosa.
Día a día aumentan las exigencias de calidad en las plantas cítricas producidas en los viveros comerciales de todo el país. El material de multiplicación para la producción de plantas de vivero debe provenir de un origen cierto y certificado. El citricultor espera que la planta que pondrá en sus explotaciones tenga un porte adecuado, un sistema radicular desarrollado y la garantía sanitaria y varietal correspondiente para obtener una producción rentable y duradera.
Las enfermedades trasmitidas por injerto producen importantes pérdidas económicas en los cítricos de todo el mundo, ocasionando perdidas entre el 15% y el 25%. Algunas enfermedades provocan la muerte de las plantas y otras disminuyen la producción y la calidad de la fruta, causando pérdida de vigor y de longevidad de la planta.
Los países con citricultura de avanzada han basado su éxito en el empleo de Programas de Certificación utilizado plantas libres de enfermedades, especialmente las causadas por virus u organismos similares. Estas plantas libres de enfermedades se obtienen a partir de plantas de variedades cítricas agronómicamente ideales pero afectadas por una o más enfermedades causadas por virus u organismos similares. Para esto se recurre a técnicas que permitan la obtención de plantas libres de virus a partir de individuos enfermos. La termoterapia y la técnica de microinjerto de ápices caulinares in vitro son las actualmente utilizadas en gran parte de los países citrícolas que tienen programas de saneamiento.
La técnica de microinjerto se basa en que los virus vegetales no llegan a infectar el meristema. La nueva planta obtenida aún no puede ser considerada como “planta libres de enfermedades” pues debe ser sometida a las pruebas de comprobación sanitaria (pruebas biológicas, químicas, inmunoquímicas, serológicas, moleculares) que determinan que esa planta está “libre” de lo que se esta analizando.
El PROCITRUS, fue el proyecto que el INTA desarrolló para la obtención, producción, mantenimiento y distribución de material de portainjertos y cultivares de especies cítricas con identidad varietal y estado sanitario controlados y en su esquema básico emplea estas técnicas para cumplir dichos objetivos. Este proyecto finalizó y formó parte de lo que es actualmente el Banco de Germoplasma de variedades cítricas comerciales sanas del INTA para todo el país. Este Banco cuenta a la fecha con 219 variedades saneadas de copa y portainjertos en aislamiento (en invernaderos con mallas antiáfidos) y con controles sanitarios y genéticos para mantener esa condición.
ESQUEMA BASICO CERTIFICACIÓN PLANTAS CÍTRICAS
CENTRO DE INCREMENTACION REGIONAL - C.I.R.
Campo “El Alambrado”
De los problemas que afectan a la citricultura, algunos el citricultor no puede modificar o puede influir parcialmente a su solución, pero otros como el usar variedades cítricas de gran valor comercial y sanas, sí está en sus manos. Podemos considerar a las plantas como cimiento sobre el cual edificar su futura quinta y lograr el objetivo de tener más y mejor producción.
Utilizar plantas que no se tenga la seguridad de su calidad genética y sanitaria, es estar jugando a la “ruleta rusa” con el futuro de la nueva quinta.
El C.I.R. Campo El Alambrado, ubicado en región del Lago de Salto Grande, produce yemas a escala comercial para satisfacer las demandas de viveristas y productores de la región citrícola del Río Uruguay, bajo estrictas medidas de control para que el material distribuido sea genética y sanitariamente superior.
Para la producción de yemas a escala comercial se utilizan semillas de portainjertos vigorosos obtenidas de plantas semilleras certificadas. Estas son desinfectadas y conservadas a bajas temperaturas. Los plantines provenientes de esas semillas se colocan en macetas con sustrato (suelo) preparado especialmente, desinfectado y fertilizado adecuadamente.
Estos plantines son injertados con las variedades que demanda el mercado. A esas “plantas proveedoras de yemas” se las somete a un control estricto de plagas y enfermedades y son fertilizadas periódicamente. También son podadas para producir únicamente yemas. Al cabo de tres años de producción se las desecha (se extraen entre 250 y 300 yemas por plantas a lo largo de su vida útil) con el objeto de evitar o minimizar el riesgo de diseminar alguna enfermedad (que haya sido adquirida durante ese período) o reproducir alguna mutación.
El C.I.R. dispone de 7 invernaderos ocupando aproximadamente 1700 metros cuadrados cubiertos, con aislamiento, cobertura de antigranizo y mediasombra con una capacidad total de aproximadamente 12.500 plantas yemeras en contenedores de 10 litros.
Las varetas yemeras se extraen cuidadosamente, se desinfectan y se mantienen en heladera hasta su entrega en bolsas de polietilenos herméticamente cerradas y claramente identificadas con etiquetas adhesivas.
Comprar y plantar plantas sanas, obtenidas de material certificado y crecidas en invernaderos bajo cubierta, es una garantía de calidad para los citricultores quienes en definitiva decidirán que CITRICULTURA quieren en este siglo.
