Expertos del Centro de Investigaciones sobre Desertificación estudian desde principios de mes en el Norte de la provincia la calidad de la tierra y el agua en los puntos con mayor nivel de sales.
El futuro de uno de los principales motores económicos de la provincia de Castelló, la agricultura, podría ser más incierto aún si cabe. El Centro de Investigaciones sobre Desertificación, organismo dependiente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un estudio en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), ha detectado aumentos en la salinización del suelo agrícola provincial. Las principales áreas de cultivo ubicadas junto a la costa en Almenara, Xilxes, Orpesa, Torreblanca, Peñíscola, Benicarló o Vinaròs son las más afectadas por esta problemática. Una circunstancia que, unida a la contaminación por nitratos, reduce la producción de las cosechas, encarece los costes de riego y obliga a los agricultores a decantarse por variedades más resistentes o a sufragar tratamientos para paliar los efectos de la sal.
Aguas subterráneas
Y es que las cosechas más afectadas por esta problemática son, precisamente, las que más agua de riego necesitan: los cítricos y los productos hortofrutícolas. "Tras décadas de sequía, en 2006 los niveles de sal eran altísimos", explicó José Miguel de Paz, del IVIA, que concretó que "aunque estos años al ser lluviosos se ha dispuesto de agua de buena calidad, para el próximo ejercicio las previsiones son más secas, lo que supone que tendrán que volver a usarse aguas de baja calidad para regar y subirán los niveles de sales".
Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar, el 44,5% del agua que se utiliza en la provincia para irrigar las explotaciones agrarias procede del subsuelo, mientras que un 22,4% es de origen superficial. En el 33,2% de las áreas de regadío se emplean sistemas mixtos. "Los niveles freáticos han disminuido en los últimos años hasta los 30 ó 40 metros", explicó De Paz. "Si tienes un problema de sequía, extraes más agua de los pozos, lo que supone que entra un mayor nivel de sales y, si no controlas esa circunstancia, al usar ese agua para riego salinizas los suelos", añadió el experto, que remarcó que "a ello se suma el incremento de la intrusión salina, que es un problema añadido para los cultivos próximos a la costa en Castelló".
Fuente: freshplaza.es
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